«Sabemos de dónde viene la violencia»: mensaje contundente de Miguel Uribe Londoño, en las exequias del senador Miguel Uribe Turbay

📸 Imagen cortesía captura de video en vivo Canal Congreso
¿Memoria en duelo?

En la Catedral Primada de Bogotá, un miércoles 13 de agosto de 2025, la solemnidad se apoderó del altar. El país presenciaba el último adiós al senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, víctima de una violencia que—contra todo impulso de esperanza—sigue dejando su huella indeleble en Colombia.

Miguel Uribe Turbay, de apenas 39 años, se despidió en un acto íntimo y desolador. Su familia más cercana —su esposa María Claudia Tarazona, sus hijos aún pequeños, su padre Miguel Uribe Londoño, y su hermana María Carolina Hoyos— compartieron espacio con amigos y destacadas figuras públicas, entre ellos expresidentes como César Gaviria, Ernesto Samper y Juan Manuel Santos, además de delegados del gobierno estadounidense. Curiosamente, y por expreso deseo de la familia, no asistieron representantes directos del Gobierno Nacional ni la vicepresidenta Francia Márquez, un silencio con peso propio en esta jornada de recriminación y memoria.

El discurso de Miguel Uribe Londoño quedó grabado en la piel del país. Con la memoria de su esposa, la periodista Diana Turbay, asesinada en 1991, aún viva, pronunció palabras cargadas de un luto inabarcable: “No tenemos ninguna duda de dónde viene la violencia… No tenemos duda de quién la promueve… No tenemos duda de quién la permite”. En un recinto donde el silencio era absoluto, lanzó una exhortación a la movilización ciudadana por la democracia y la paz, interpelando a una nación dividida y cansada: “El país tiene claro de dónde viene la violencia, pero más importante que eso es quién será el encargado de continuar y honrar el legado que deja Miguel”.

Ese legado rota y se despliega sobre una Colombia que conoce demasiado bien el dolor, un país donde la crudeza de la criminalidad política ha quitado la vida a quienes aspiran a transformar el rumbo. Miguel Uribe Turbay no solo fue un joven político, sino un símbolo truncado, un futuro interrumpido.

La ausencia palpable del presidente Gustavo Petro y de su gobierno en la ceremonia añade una capa más a esta trama de distancia y responsabilidad. En un escenario donde la violencia pareciera desafiar la institucionalidad, ¿puede la democracia sostenerse firme en el abandono? Este miércoles 13 de agosto de 2025, mientras los ecos de las palabras de Miguel Uribe Londoño reverberan desde la Catedral Primada, Colombia se enfrenta una vez más a la difícil pregunta: ¿quién protegerá a quienes representan esperanza, cuando es la propia violencia la que les quita la vida? ¿Podrá el país avanzar sin enfrentar el profundo vacío que generan estos silencios?

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