📸 Cortesía: Colprensa
¿La farmacia del narco, en manos del Estado?
Este martes 26 de agosto de 2025, el control de Drogas La Rebaja cambió de dueño.
La Sociedad de Activos Especiales (SAE) entregó oficialmente al Ministerio de Salud la administración de esta histórica cadena farmacéutica, símbolo de un pasado enredado con el narcotráfico. Lo que antes fue un entramado de poder ilegal, ahora se abre paso como una apuesta estatal para garantizar medicamentos a millones de colombianos, especialmente en zonas apartadas.
Drogas La Rebaja, fundada décadas atrás por los hermanos Rodríguez Orejuela, jefes del poderoso Cartel de Cali, fue intervenida por primera vez tras su captura y extradición. Reconocida en tribunales estadounidenses, la cadena sirvió para lavar más de 2.000 millones de dólares provenientes del narcotráfico. Desde entonces, su destino transitó de la Fiscalía a la Dirección Nacional de Estupefacientes, y finalmente, en 2016, a la SAE mediante un proceso de extinción de dominio. Solo ahora, tras un largo recorrido jurídico y administrativo, el Ministerio de Salud asume la gestión completa, con el compromiso de rescatar su valor social y fortalecer la red de salud pública.
La presidenta de la SAE, Amelia Pérez, entregó un paquete que incluye 880 locales, registros mercantiles y marcas; un patrimonio que el ministro Guillermo Alfonso Jaramillo describió como un “precedente en la gestión de bienes con origen ilícito”. La idea es transformar Drogas La Rebaja en un operador farmacéutico estratégico capaz de garantizar acceso efectivo a medicamentos en comunidades vulnerables y alejadas del centro urbano.
Este acto oficial no solo cierra un capítulo oscuro, sino que abre preguntas profundas. ¿Podrá el Estado limpiar realmente las huellas dejadas por décadas de ilegalidad? ¿Será suficiente esta apuesta para garantizar salud pública y equidad en un país donde el recuerdo del narcotráfico aún pesa? La entrega de Drogas La Rebaja es, sin duda, un símbolo de esperanza y desafío: convertir un legado manchado de violencia en una herramienta para el bienestar colectivo. ¿Logrará cumplir con esa promesa? La sociedad colombiana observa, mientras se redefine la batalla entre sombras y luces en su sistema de salud.
