📸 Cortesía: Ministerio de Cultura
**Santa Marta: medio milenio de caribe y vida en su concierto final**
Un latido colectivo.
Santa Marta, 29 de julio de 2025. Tras un año de conmemoraciones, la ciudad más antigua de Colombia cerró su Quinto Centenario con un evento que fusionó mar, música y memoria: el concierto gratuito *Corazón del Mundo*, sobre las arenas del Rodadero, convocando a miles y llegando por señal abierta a todo el país.
Desde las dos de la tarde, la brisa caribeña acompañó a figuras como Wilfran Castillo, Adriana Lucía, Bomba Estéreo, Systema Solar, Kombilesa Mí y Ana del Castillo. Artistas que, con sus voces y ritmos, homenajearon la riqueza cultural mestiza y la fuerza de los pueblos que conforman la identidad samaria. “Santa Marta es una ciudad de orígenes múltiples y de una riqueza cultural incalculable. Este Quinto Centenario es una oportunidad para resaltar el aporte de todos sus pueblos y de sus expresiones vivas”, expresó Yannai Kadamani, ministra de las Culturas, las Artes y los Saberes, recordando que no se trata solo de un evento, sino de un reconocimiento histórico.
Este aniversario no es fruto del azar, sino de una alianza institucional que reúne al Gobierno Nacional, la Alcaldía local y la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI). Durante 2025, más de 120 actividades culturales extendieron la celebración a encuentros literarios, foros que iluminaron el pasado y futuro de la ciudad, y proyectos de inversión enfocados en turismo sostenible, preservación patrimonial, infraestructura y recursos hídricos. Una hoja de ruta diseñada para transformar la efeméride en legado tangible para la comunidad samaria.
Entre melodías de cumbia, símbolo nacional y bandera musical de la región, y la fresca reinterpretación del Himno de Santa Marta, el concierto evocó la memoria de los pueblos originarios y la diáspora que ha moldeado la ciudad. No fue solo un espectáculo: fue un diálogo abierto con los siglos, donde la historia se escucha y se siente, vibrando con el oleaje y la multitud.
Así concluye una jornada que es, en esencia, un reflejo de la ciudad misma: plural, viva y en constante movimiento. ¿Podrán estos 500 años impulsar un futuro en el que la cultura no sea solo recuerdo, sino motor de cambio y pertenencia? El horizonte samario queda abierto, agitando sus banderas al viento, expectante.