«`html¿NUEVO AIRE PARA EL PETRÓLEO COLOMBIANO?
El sector petrolero en Colombia enfrenta una coyuntura decisiva después de que el Consejo Directivo de la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) aprobara el Acuerdo 03 de 2025. Esta iniciativa, anunciada el 10 de junio en Bogotá, busca transformar las reglas de juego y responder a la urgencia del sector que ha visto caer la inversión y la producción en los últimos años.
Desde 2018, se han firmado 71 contratos petroleros sin que se traducieran en resultados tangibles. La baja inversión extranjera, que retrocedió un 25,2% en febrero de 2025 frente al año anterior, y la disminución en la producción de hidrocarburos, han configurado un panorama complejo y urgente de atender.
Orlando Velandia, presidente de la ANH, explicó que el objetivo es claro: flexibilizar las reglas para normalizar y hacer más eficientes los contratos actuales, evitando que las trabas burocráticas frenen la actividad. Así, se busca no solo mantener vigentes los compromisos, sino también incentivar con mayor fuerza la exploración y producción.
Uno de los cambios más relevantes incluye la reforma de las garantías bancarias. El esquema anterior, considerado excesivo y poco competitivo, da paso a un sistema basado en puntos, que facilita a las empresas liberar recursos para destinar a actividades como la perforación o la exploración sísmica. La liquidez, un recurso clave para un sector estancado, se ve así reforzada.
Las compañías tendrán ahora la opción de escoger entre tres tipos de respaldo financiero: carta de crédito Stand by y garantía bancaria a primer requerimiento irrevocable, o carta de crédito Stand by emitida fuera de Colombia. Según Velandia, esta medida equipara a Colombia con estándares internacionales, fortaleciendo su atractivo frente a otros mercados.
Este reajuste llega en un momento donde la confianza y la inversión son más necesarias que nunca. Pero la pregunta que queda flotando es si estos cambios, por sí solos, serán suficientes para reactivar un sector que ha sufrido pérdida de dinamismo y de certezas. ¿Podrá Colombia revertir la tendencia y asegurar su estabilidad energética en un entorno global cada vez más desafiante?
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