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¿Justicia en jaque y olvido?
Este miércoles 13 de noviembre de 2025, las calles de las principales ciudades colombianas se llenaron de voces y pancartas. Miles de servidores y servidoras de la Rama Judicial alzaron su reclamo frente a un doble desafío que amenaza su labor y su vida.
La movilización, convocada por ASONAL Judicial, respondió primero al secuestro de dos investigadores del Cuerpo Técnico de Investigación (CTI), Rodrigo López Estrada y Jesús Pacheco Oviedo, retenidos desde el 8 de mayo en Arauca por el Ejército de Liberación Nacional (ELN). La exigencia fue clara: su liberación inmediata y sin condiciones. “La justicia no es parte del conflicto armado, es poder civil y debe ser respetada”, dijeron líderes sindicales que pidieron la intervención directa del presidente Gustavo Petro para romper esta sombra que acecha el sistema judicial.
Pero no fue la única demanda. También reclamaron el retraso en la firma del decreto presidencial que debe materializar un incremento salarial pactado desde agosto. La bonificación del 0.65% sobre el IPC lleva meses estancada y provoca incertidumbre en la estabilidad económica y social de miles de trabajadores. “Nos prometen cada semana que el decreto será firmado, pero seguimos esperando. Esta bonificación es vital”, explicó Sandra Paredes, presidenta de la subdirectiva de Cúcuta de ASONAL Judicial.
Las protestas paralizaron parcialmente los despachos judiciales en regiones como Cúcuta y Santander, deteniendo trámites pero garantizando atención urgente a casos delicados, como procesos con detenidos y tutelas. Mientras tanto, los servidores públicos advierten que si el Ejecutivo no cumple, las movilizaciones continuarán y la crisis podría profundizarse.
Este día, la justicia colombiana mostró su fragilidad al enfrentar, desde dentro, una doble tormenta: la amenaza directa de grupos armados y la erosión de la confianza en sus propias instituciones. La pregunta queda flotando en el aire: ¿podrá la justicia sostenerse sin la protección ni el reconocimiento que merece? Mientras tanto, las calles hablan y demandan respuestas.


