Si hasta la CUT celebra, ¿Gobierno insistirá con consulta?

Imagen de referencia. Tomada de la cuenta de X de Fabio Arias
«`html¿UN PASO ADELANTE O UNA PAUSA EN LA REFORMA LABORAL?
La noche del martes 17 de junio, en el recinto del Senado de la República en Bogotá, se vivió un momento que podría marcar un antes y un después para los derechos laborales en Colombia. Con una votación histórica, el Congreso aprobó el proyecto de reforma laboral impulsado por el gobierno del presidente Gustavo Petro, una propuesta que, después de meses de intensa discusión, busca restituir derechos a los trabajadores del país.

El debate no fue sencillo. Uno de los puntos neurálgicos recaía sobre la regulación de la jornada nocturna, cuyo horario quedó finalmente establecido entre las 7:00 p.m. y las 6:00 a.m., un resultado que reflejó la conciliación entre posturas del Ejecutivo y sectores opositores. Además, se acordó que quienes trabajen domingos o festivos recibirán un recargo salarial que iniciará en un 80% a partir de julio de 2025 y alcanzará el 100% en 2027. La jornada laboral máxima se fijó en 8 horas diarias y 42 semanales, con cierta flexibilidad para su distribución, siempre protegiendo los derechos de menores y trabajos de alta peligrosidad.

Este avance fue recibido con cierto respiro por la Central Unitaria de Trabajadores (CUT). En un giro inesperado, su presidente, Fabio Arias, manifestó satisfacción por la eliminación de las cláusulas más regresivas del proyecto inicial, calificando la aprobación como fundamental para la recuperación de derechos históricos. “Se lograron eliminar las medidas más regresivas”, destacó Arias, aunque advirtió que la batalla por la defensa laboral está lejos de concluir.

Sin embargo, la escena política sigue cargada de incertidumbre. El proceso legislativo no termina aquí: la reforma debe pasar ahora a conciliación con la Cámara de Representantes, donde temas como la formalización de transportadores aún generan discordia. Pero quizás la pregunta que más inquieta es si el gobierno mantendrá o retirará el decreto de consulta popular sobre la reforma, una herramienta que ofrecía a la ciudadanía la posibilidad de pronunciarse directamente sobre el tema. ¿Será esta votación parlamentaria suficiente para zanjar el debate o Petro insistirá en que el pueblo decida?

Las voces dentro y fuera del Congreso parecen coincidir en que, más allá del tránsito legislativo, lo esencial está en el impacto real para los trabajadores colombianos. ¿Podrán realmente recuperarse derechos que durante años parecían relegados? ¿Cómo influirá esta reforma en la dinámica laboral cotidiana en un país que aún carga con profundas desigualdades sociales? La aprobación en el Senado es un avance, sí, pero también un comienzo para nuevas disputas y reflexiones.

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