Síndrome de Down: una vida que crece del rechazo

Muchos son los miedos que manifiestan tener los padres de familia al momento de traer una vida al mundo, de hecho, las primeras sensaciones al conocer una posibilidad de hijo con síndrome de Down son respuestas de miedo, enojo, frustración, angustia y rechazo, con base en esto, estudios reflejan que el 96% de los casos de síndrome de Down diagnosticados terminan en aborto.


La Asamblea General de la ONU escogió el 21 de marzo como la fecha para celebrar el Día Mundial del Síndrome de Down, de acuerdo con las cifras de la ONU, “la incidencia estimada de síndrome de Down a nivel mundial se sitúa entre 1 de cada 1.000 y 1 de cada 1.100 recién nacidos.


Algunas organizaciones médicas aconsejan ofrecer un examen prenatal de síndrome de Down a todas las mujeres embarazadas de cualquier edad. Agustín Matía, gerente de Down España, cuenta que “la noticia para los padres de que su bebé presenta esta anomalía genética es una bomba”, casi comparable a la pérdida de un hijo.


Entre 700 y 1.000 bebés nacidos, uno tendrá síndrome de Down, lo que significa que tiene un cromosoma adicional y una discapacidad de aprendizaje, sin embargo, Blanca San Segundo, la primera mujer con síndrome de Down en obtener un grado universitario en España, afirma que. «No me sorprende que haya menos nacimientos, pero me da pena», dice. «Me gustaría que haya más niños y niñas con discapacidad porque nosotros aprendemos siempre, aunque nos cueste». Blanca tiene 33 años y es profesora de apoyo en un colegio inclusivo.


Según NHS / Positive About Down Syndrome, hace un paralelo entre la década de 1960, pues se tenía estimado que la esperanza de vida era de 15 años, ahora gira entre 50 y 60 aproximadamente, además, también expone que la mitad de los bebés nacidos con síndrome de Down tienen defectos cardíacos y el 80% de los niños con esta afección nacen de mujeres menores de 35 años.


Estos niños, denominados “especiales”, les han dado la oportunidad a padres de familia de conocer una faceta diferente del amor y la paciencia, además de confirmar que la felicidad no entiende de cromosomas. “No somos las mejores personas del mundo, pero somos mejores sin duda gracias a ellos”, Anuncia Mila Bascon, madre de Pilayo, niño con síndrome de Down.

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