Estados Unidos ha anunciado la imposición de aranceles del 104 % sobre productos importados de China, intensificando dramáticamente la guerra comercial entre las dos mayores economías del mundo. Esta medida, que entra en vigor de inmediato, busca presionar a China para que modifique sus prácticas comerciales, consideradas desleales por Washington.
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Inicialmente, los aranceles impuestos por Estados Unidos eran del 34 %. Sin embargo, ante la respuesta de China, que impuso aranceles recíprocos a productos estadounidenses, la administración decidió escalar la medida. El presidente de Estados Unidos advirtió que, si China no retiraba sus aranceles, se impondría un arancel adicional del 50 %, lo que sumaría un total del 104 %. China respondió con firmeza, calificando la medida de «proteccionista» y amenazando con tomar represalias, lo que ha elevado la tensión a niveles críticos.
La decisión ha generado una profunda preocupación en los mercados financieros globales, que temen una escalada en las tensiones comerciales y sus posibles efectos negativos en el crecimiento económico mundial. Este nuevo arancel se suma a una serie de medidas similares adoptadas por Estados Unidos en los últimos años, en un intento por reducir el déficit comercial con China y proteger a las empresas estadounidenses.