📸 Cortesía: Presidencia de la República
«`html¿TERREMOTO EN EL SUROCCIDENTE? CALI, ALERTA ROJA TRAS EMBESTIDA DE VIOLENCIA
Olas de miedo. Este martes 10 de junio de 2025, Cali y su entorno se despertaron entre explosiones, llantos y alarma. Siete atentados con bombas sacudieron distintos puntos de la ciudad y sus alrededores, dejando un saldo trágico de al menos tres muertos y decenas de heridos. Todo ello, a sólo dos días del intento de asesinato contra el precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, un ataque que resquebraja aún más la frágil estabilidad política del país.
Las detonaciones comenzaron hacia las 8:30 de la mañana. La primera fue frente a la estación de policía en el barrio Meléndez, un punto neurálgico en una calle comercial llena de vida y ahora de terror. Minutos después se sucedieron nuevas explosiones en los barrios Manuela Beltrán, dentro del distrito de Aguablanca, y en el sector de Los Mangos, también en Cali. La ciudad, desde entonces, habita un clima de miedo y desconcierto.
El alcalde de Cali, Alejandro Eder, pareció dar voz a la gravedad de la situación a través de su cuenta de X: Estamos atendiendo dos artefactos explosivos en nuestra ciudad: uno en la estación de Policía de Meléndez y otro en el CAI de Manuela Beltrán. Nuestra fuerza pública ya está en el lugar y los equipos de salud atentos ante cualquier eventualidad. Sus palabras reflejan no solo la emergencia sino también un esfuerzo por contener un vacío de seguridad cada vez más palpable.
Sin embargo, la violencia no se limitó a la capital vallecaucana. El vecino departamento del Cauca también sintió el embate con dos carros bomba detonados en los municipios de El Bordo y Corinto. Aunque no se reportaron víctimas fatales, los daños materiales aumentan el costo invisible de esta ola de violencia. La tragedia cobró otra vida cuando un policía fue abatido por un francotirador en Caloto, y una nueva explosión sacudió el peaje de Villa Rica, sobre la estratégica Vía Panamericana, complicando aún más el escenario regional.
¿Qué está ocurriendo para que Cali y el suroccidente se conviertan en epicentros de un conflicto de tal magnitud? Las detonaciones no son hechos aislados, sino piezas inquietantes en un tablero de incertidumbre nacional. La relación entre los recientes ataques y el atentado contra un precandidato presidencial expone una fractura profunda en el país, donde la violencia política y urbana se entrelazan con el sentimiento de inseguridad.
Mientras las autoridades prometen esclarecer cada atentado y reforzar la seguridad, la ciudadanía se encuentra a la espera de respuestas que no solo calmen el miedo inmediato sino que apunten a soluciones duraderas. La pregunta crucia es si tras esta ola de violencia se podrá recuperar la confianza erosionada en las instituciones y evitar que la espiral se profundice. Por ahora, Cali y el suroccidente pagarán un alto precio, con vidas y con un vacío de seguridad que reclama urgencia y atención.
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