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Estrés Laboral 2025: ¿El Colapso Silencioso del Trabajador Moderno?
En medio del bullicio constante, entre notificaciones, reuniones y plazos, una sombra se cierne sobre los espacios laborales: el estrés laboral. Este lunes 2025, la Organización Mundial de la Salud revela una cifra inquietante que refleja un mal global y letalmente uniforme.
Hoy, más del 60 % de quienes trabajan en el mundo reportan niveles elevados o crónicos de estrés. En América Latina y, de manera particular, en México, esta cifra asciende hasta el 75 %, según informes del Instituto Mexicano del Seguro Social y reconocidas consultoras laborales. No es sólo un dato estadístico; es un espejo que refleja el desgaste físico y emocional de millones que enfrentan jornadas cada vez más demandantes.
Este fenómeno no solo erosiona la salud individual. Las empresas resienten el impacto: la rotación de personal se acelera, el ausentismo se intensifica y la productividad se desploma. En este escenario, organismos y expertos en salud mental sostienen que gestionar el estrés no es una opción sino una necesidad urgente.
¿Cómo enfrentar esta crisis? Las claves son concretas y humanas: detenerse para respirar profundamente, incorporar pausas reales en la rutina diaria, aprender a priorizar tareas y, fundamentalmente, decir no a la sobrecarga cuando esta amenaza con quebrar la salud. Cuidar el cuerpo con hábitos saludables y buscar apoyo entre colegas o profesionales se presentan como estrategias esenciales.
La Guía de Control del Estrés Laboral, publicada esta primavera por entidades especializadas en salud ocupacional, recomienda pausas breves para estiramientos o caminatas que reconfigure el estado mental y recargue energías. Más allá, propone que la prevención primaria —identificar riesgos psicosociales mediante encuestas internas, ajustar cargas laborales y fomentar el reconocimiento y la autonomía— es la fórmula más eficaz para reconstruir un clima laboral saludable.
La pregunta queda en el aire: frente a un modelo laboral cada vez más exigente y conectado, ¿será posible evitar que el estrés laboral siga erosionando vidas y empresas? Quizá, la respuesta radique en rescatar la pausa y la humanidad dentro de la jornada diaria, antes de que el colapso sea irreversible.