📸 Cortesía: @sanvicentefund / Prensa Senado
¿Renacer en la sombra de la violencia?
Este lunes 14 de julio de 2025, en la Clínica Fundación Santa Fe de Bogotá, Miguel Uribe Turbay, senador colombiano y precandidato presidencial, empezó a mostrar signos alentadores tras 38 días de lucha por su vida. El ataque sicarial que sufrió el pasado 7 de junio en el barrio Modelia, al occidente de la capital, dejó secuelas profundas, pero una luz tenue de esperanza emerge en medio de la incertidumbre.
Aquel día fatídico, mientras Uribe Turbay participaba en un evento político que apostaba por el futuro presidencial del país, fueron detonados tres disparos: dos alcanzaron su cabeza y uno su pierna izquierda. Una agresión brutal que conmocionó no solo al Congreso sino a una sociedad que se ve nuevamente frente a la violencia política. El agresor, un joven de apenas 15 años, fue detenido en el acto y enfrenta cargos por porte ilegal de armas y tentativa de homicidio. Sin embargo, la Fiscalía sigue tras la pista de posibles autores intelectuales, mientras el país aguarda tener respuestas más claras.
Según el reporte médico divulgado esta mañana, el senador presenta una «respuesta clínica favorable y estable». No obstante, los especialistas mantienen un pronóstico neurológico reservado, pues la complejidad de las heridas exige cuidados intensivos extremos: soporte ventilatorio, sedación y monitoreo constante. El avance es tangible en los exámenes recientes —resonancia magnética, tomografía y Doppler— que han confirmado la eficacia de las intervenciones quirúrgicas. Así, se dio paso a la neurorehabilitación, un proceso minucioso y personalizado que integra terapias físicas, del lenguaje y ocupacionales, buscando rescatar las funciones neurológicas afectadas, aunque el camino hacia la recuperación siga siendo incierto.
Este episodio no solo pone en evidencia el alto costo de la violencia que atraviesa la política colombiana, sino que también desvela un vacío persistente en la protección de sus figuras públicas y el debate sobre la juventud involucrada en actos criminales. La movilización social y política suscita preguntas incómodas: ¿qué sufrió este joven para llegar a disparar? ¿Quién estará detrás de esta acción para desestabilizar un proceso electoral? Mientras tanto, en la clínica, la batalla por la vida prosigue con un silencio lleno de tensión y esperanza contenida.
Miguel Uribe Turbay se enfrenta ahora no solo a la recuperación de su cuerpo, sino a la reconstrucción de un país que agoniza entre la violencia y la incertidumbre. ¿Podrá su fortaleza marcar un punto de inflexión para la justicia y la verdad? La sociedad colombiana observa con expectación mientras la historia se despliega, en un país donde el dolor y la esperanza caminan juntos.