📸 Imagen cortesía: Imagen tomada de la cuenta de X de la Casa Blanca
¿Tierra en la mira?
Este lunes 4 de septiembre, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció una escalada en la guerra contra el narcotráfico que trasciende el mar para adentrarse en tierras latinoamericanas.
Desde comienzos de este mes, ataques aeronavales en el Caribe y frente a las costas pacíficas de Colombia y Panamá han dejado al menos 57 muertos, en una operación que el gobierno estadounidense ha bautizado como “Operación Marea Limpia”. El reciente anuncio fue hecho durante la escala de Trump en Corea del Sur, justo antes de su encuentro con el presidente chino Xi Jinping. Mientras tanto, en México, se confirmó que el único sobreviviente de los bombardeos está bajo custodia de las autoridades mexicanas.
La ofensiva, que hasta ahora se había limitado a bombardeos en el mar, ahora se extenderá a operaciones terrestres en las zonas fronterizas y rutas de narcotráfico. Pete Hegseth, secretario de Defensa de EE. UU., no dudó en equiparar la amenaza de los carteles con la de organizaciones terroristas como Al Qaeda, destacando la gravedad con la que Washington encara el problema.
Sin embargo, la estrategia ha encendido una alerta diplomática. Gustavo Petro, presidente de Colombia, calificó los bombardeos como “crimen de guerra”, poniendo en tela de juicio las motivaciones políticas tras la ofensiva estadounidense. En un contexto ya marcado por tensiones entre Washington y Bogotá, esta nueva fase podría erosionar aún más la confianza regional y plantear un serio desafío a la soberanía de los países involucrados.
La ciudadanía latinoamericana se encuentra ahora ante una pregunta incómoda: ¿será la expansión terrestre un avance necesario en la lucha contra el narcotráfico o abrirá las puertas a una guerra con consecuencias impredecibles? A medida que Trump prepara un informe para el Congreso, el continente observa expectante, consciente de que esta batalla podría marcar un antes y un después en la dinámica geopolítica de la región.


