El término «malnutrición» abarca carencias, excesos y desequilibrios en la ingesta calórica y de nutrientes de una persona. Se divide en tres grupos principales:
– Desnutrición, que incluye emaciación, retraso del crecimiento e insuficiencia ponderal.
– Malnutrición relacionada con los micronutrientes, que abarca carencias o excesos de vitaminas y minerales.
– Sobrepeso, obesidad y enfermedades no transmisibles relacionadas con la alimentación.
Los cuatro tipos principales de desnutrición son emaciación, retraso del crecimiento, insuficiencia ponderal y carencias de vitaminas y minerales. Los niños, especialmente, son más vulnerables a la enfermedad y la muerte debido a la desnutrición.
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Emaciación: Pérdida de peso reciente y grave, asociada a falta de ingesta o enfermedades infecciosas.
Retraso del crecimiento: Talla insuficiente respecto de la edad, consecuencia de desnutrición crónica o recurrente.
Insuficiencia ponderal: Peso insuficiente para la edad, que puede coexistir con retraso del crecimiento y/o emaciación.
Carencias de vitaminas y minerales: Problemas relacionados con la ingesta inadecuada de micronutrientes esenciales.
En 2014, había 462 millones de adultos con insuficiencia ponderal y 1,900 millones con sobrepeso u obesidad en todo el mundo. En 2016, 155 millones de niños menores de 5 años tenían retraso del crecimiento, mientras que 41 millones padecían sobrepeso u obesidad.
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El 45% de las muertes de menores de 5 años están relacionadas con la desnutrición, principalmente en países de ingresos bajos y medianos. Al mismo tiempo, estas naciones experimentan un aumento de las tasas de sobrepeso y obesidad en niños.
Todas las naciones enfrentan alguna forma de malnutrición. Combatir la malnutrición es un desafío global de salud. Mujeres, lactantes, niños y adolescentes son especialmente propensos a la malnutrición. La nutrición óptima durante los primeros 1000 días de vida es crucial para un desarrollo saludable a largo plazo.
La pobreza aumenta el riesgo de malnutrición y sus consecuencias, ya que las personas pobres son más propensas a sufrir diversas formas de malnutrición. La malnutrición, a su vez, eleva los costos de la atención médica, reduce la productividad y obstaculiza el crecimiento económico, perpetuando el ciclo de pobreza y mala salud.