Universidad anula título de Juliana Guerrero por irregularidades en su formación académica

📸 Imagen cortesía
¿Títulos en el aire?

Una sombra de duda y desconfianza se cierne sobre la Fundación Universitaria San José de Bogotá. Este viernes 7 de noviembre de 2025, la institución anunció una medida drástica: la anulación definitiva de los títulos universitarios de Juliana Guerrero, figura prometedora que días atrás había sido propuesta para ser viceministra de Juventudes en el Ministerio de Igualdad. ¿Qué llevó a esta universidad a tomar tal decisión?

Lo que se sabe hasta el momento es el resultado de una investigación exhaustiva e implacable que reveló fallas que estremecen los cimientos de lo académico. Juliana Guerrero no aparece por ninguna parte en los registros de las clases teóricas ni prácticas, ni en las evaluaciones, ni en las plataformas virtuales de los programas de Tecnología en Gestión Contable y Tributaria y Contaduría Pública. En palabras de la propia Fundación, “no asistió a ninguna clase ni realizó ninguna evaluación” que validara sus credenciales. Así, la institución concluyó que sus títulos carecen de soporte legítimo y no pueden ser reconocidos.

El proceso que iluminó esta irregularidad nace precisamente con la candidatura pública de Guerrero, que activó la alerta sobre posibles fracturas en el sistema de otorgamiento de títulos. El Consejo Directivo no dejó cabos sueltos: en sesión ordinaria, tras agotar el debido proceso disciplinario, decidió anular los certificados académicos. La universidad busca preservar la transparencia y la integridad de su nombre, pero también toca un nervio profundo: ¿cómo fue posible que estas credenciales fraudulentas cruzaran el filtro institucional?

Las consecuencias no se limitan a la figura de Guerrero. La Fundación San José ha anunciado el inicio de acciones penales y disciplinarias contra varios directivos implicados, y una investigación interna busca deslindar responsabilidades y desenmarañar un posible entramado de corrupción académico-administrativa. En este juego de poder y apariencia, la opacidad se enfrenta ahora a la exigencia de rendición de cuentas.

Mientras tanto, el caso de Juliana Guerrero abre una ventana preocupante sobre la confianza en las instituciones educativas y en la rigurosidad con la que se gestionan procesos clave para la vida pública y profesional. ¿Podrán la transparencia y la justicia reconstruir ese vacío y garantizar que nunca más títulos invisibles ocupen espacios visibles? La reflexión apenas comienza.

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