📸 Imagen cortesía: Captura de pantalla Transmisión Canal Congreso
¿Hundiendo un gobierno, salvando a Colombia?
En la instalación de la última legislatura del Congreso de la República, un lunes 21 de julio de 2025 marcado por la tensión política en Bogotá, la senadora Paloma Valencia, del Centro Democrático, tomó la palabra para lanzar una réplica cargada de críticas contra el presidente Gustavo Petro.
En un discurso que capturó la atención nacional, Valencia condensó el sentir de amplios sectores de la oposición con una frase que retumbó en el Capitolio: “Usted está hundiendo a su gobierno, pero no va a hundir a Colombia”. Estas palabras reflejan no solo un rechazo al liderazgo presidencial, sino también una preocupación creciente ante la compleja situación política, social y económica que enfrenta el país.
Durante su intervención, Valencia presentó un cuadro sombrío: habló de un cansancio palpable entre los ciudadanos, hartos de “la inseguridad, el desempleo, el caos y las excusas” que, a su juicio, definen la gestión petroista. Resaltó cifras alarmantes de aumento en secuestros y extorsiones, retrocesos en la atención de salud pública y una reducción de los subsidios a las familias más vulnerables. Junto a esto, criticó el deterioro fiscal evidenciado en un déficit elevado y el incremento de la deuda pública bajo esta administración. Con voz firme, afirmó: “Colombia no necesita más discursos. Necesita hechos. La ciudadanía está cansada de un presidente que prefiere el espectáculo al trabajo, la ideología a la verdad”.

Este llamado tiene lugar en medio de un clima de fragilidad institucional que ha sacudido las últimas semanas del gobierno. La renuncia abrupta de la canciller Laura Sarabia, en medio de cuestionamientos por contratos estatales, y la solicitud de captura contra Carlos Ramón González, exdirector de DAPRE y cercano al presidente, ligado a un escándalo en la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres, hablan de una administración en jaque. Estas crisis han profundizado la sensación de inestabilidad y alimentan el desencanto social frente a la eficacia en la lucha contra la corrupción.
Frente a estas acusaciones y el creciente malestar, el presidente Petro ha rechazado la idea de que Colombia atraviese una “crisis de violencia”, buscando minimizar la percepción de caos y afirmando que su gobierno continúa comprometido con la seguridad y el bienestar de la población.
Sin embargo, la brecha entre la oposición y el Ejecutivo parece ancha y llena de incertidumbre. La pregunta que queda en el aire es si este pulso político permitirá al país superar sus divisiones o si, por el contrario, prolongará un vacío de soluciones que la sociedad reclama con urgencia. ¿Podrá Colombia encontrar estabilidad mientras la disputa para salvar o hundir gobiernos se convierte en el centro del debate? El año legislativo comienza, y con él, una nueva prueba de la fortaleza democrática y la capacidad de respuesta de sus líderes.