
Investigadores de la Universidad de Illinois, en Estados Unidos, están trabajando en un invento que podría revolucionar la forma de hacer injertos y procesos de cicatrización a través de tejidos blandos, como las córneas de los ojos.
Los expertos han indicado la dificultad que tiene traspasar placas de tejido blando con apenas milímetros de tamaño sin que estos se arruguen o generen desperfectos. Ni siquiera con las herramientas quirúrgicas más pequeñas era posible la manipulación de estos de manera correcta.
Para eso, se fueron al mundo animal para identificar formas que pudieran ayudar a este proceso. Las ventosas de los pulpos fueron la iluminación que necesitaban: su agarre de objetos húmedos o secos es impresionante y único, justo lo que estaban buscando.
Aunque se sabe que las ventosas de los pulpos generan procesos de succión y chupe para lograr el agarre, también hay procesos de presión que le ayudan dependiendo la textura del objeto. Los investigadores se basaron en esto último para poner en marcha su proyecto.
Realizaron un dispositivo que les permitía adherir y liberar rápidamente las delgadas y delicadas láminas con cultivos celulares sin dañarlas. Se trata de un manipulador quirúrgico con una capa de hidrogel sensible a la temperatura.
Para usarlo, hay que calentar el hidrogel con un calentador integrado para encoger el hidrogel. Se ubica sobre el tejido y, al hacer presión, el hidrogel se expande atrapándolo. Una vez se ubica sobre su destino, se deja enfriar para que la lámina de tejido se desprenda. Aunque suene complicado, el proceso toma solo diez segundos.
Este tipo de productos para los que la ciencia o medicina adoptan procesos del mundo natural suelen llevar el nombre de biomimética. El invento sigue en desarrollo y continúa en la etapa de prototipo, pero es apoyado por academias científicas y de ingeniería.
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