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¿Verano de aplausos o de sobresaltos sonoros?
Este viernes 11 de julio de 2025, la música internacional se convulsionó con una serie de estrenos que prometen marcar la banda sonora del verano. Desde el relanzamiento de un ícono como Justin Bieber hasta el esperado retorno K-pop de BLACKPINK, pasando por el mensaje renovador de Daddy Yankee, la escena global vive un momento de efervescencia creativa y expectativas encontradas.
El canadiense Justin Bieber irrumpió con «Swag», su primer álbum de estudio en cuatro años, un trabajo que trasciende el mero pop para mostrar una dimensión más introspectiva y adulta. Dedicado a su esposa y a su hijo, este álbum retrata el viaje personal de un artista que se despoja de artificios para entregarse con alma y vulnerabilidad. Según Los40, «Swag» es una consolidación de Bieber como figura del pop con tintes soul, una apuesta que bien podría redefinir su legado.
Simultáneamente, desde Corea del Sur, BLACKPINK regresa con “Jump”, un sencillo que no solo simboliza el reencuentro del cuarteto —Jisoo, Jennie, Rosé y Lisa— tras sus carreras solistas, sino que también anuncia una gira mundial en 2025, prueba de su influencia y poderío en el K-pop y más allá. Millones de fans esperan que este retorno renueve la fuerza de un fenómeno cultural que sigue redefiniendo la música global.
En la esfera latina, Daddy Yankee desafía su propia historia con “Sonríele”, un sencillo optimista que se distancia de su habitual reggaetón agresivo para ofrecer un mensaje de esperanza y renovación. La pieza no solo refuerza la vigencia del artista puertorriqueño, sino que evidencia su capacidad para reinventarse en un mundo musical que no perdona estancamientos.
Mientras tanto, otros nombres como Quevedo, Natalia Lacunza y Melendi suman sus voces a este mosaico estival, cada uno aportando desde su trinchera a la diversidad sonora que caracteriza la industria hoy.
Este 11 de julio, el escenario mundial respira creatividad y riesgo. Pero, ¿serán estos estrenos la respuesta a las demandas de un público cada vez más exigente? ¿O solo atisban el preludio de un verano donde la música se pregunta por su propio rumbo y sentido? La audiencia, expectante, toma nota y espera que la melodía no se diluya en la espuma efímera de la novedad.
