
La compañía aeroespacial comenzó a trabajar en 2017 y tenía interés en ser una firme competidora de posicionamiento de satélites en el mercado aeroespacial. Después de un accidente en enero, en el que perdieron un cohete y nueve satélites, la empresa comenzó a registrar pérdidas y una caída de sus valores en la bolsa.
Fue hasta este 4 de abril que la empresa decidió declararse en bancarrota acogiéndose al Capítulo 11 de Protección ante quiebras de Estados Unidos. Según su director ejecutivo, Dan Hart, esto era lo mejor para la compañía, después de grandes esfuerzos por mantener una posición financiera y buscar financiamiento adicional.
En días anteriores, Virgin Orbit ya había intentado mitigar los problemas económicos mediante decisiones drásticas como la de prescindir del 85 % de su fuerza laboral, despidiendo a casi 700 empleados. Otra filial del Grupo Virgin, Virgin Investments, aseguró que inyectaría 31,6 millones de dólares mientras la compañía busca estabilidad en su proceso de encontrar un comprador.
Dentro de los logros de Virgin Orbit, Hart menciona que lograron poner en órbita 33 satélites mediante un método que era su factor diferenciador. No los enviaban en cohetes mediante despegues desde tierra, sino a través de lanzamientos aéreos, con sus cohetes desplegándose desde aviones Boeing 747 modificados.
Todos estos satélites fueron enviados desde California, en Estados Unidos, mientras que el lanzamiento en el que presentaron el accidente fue el primero que se intentó desde el Reino Unido.
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