¿Presiones en la sombra?
Este sábado 17 de mayo de 2025, la filtración de chats internos sacudió nuevamente al gobierno de Gustavo Petro, poniendo al descubierto **tensiones internas** entre la directora del **Departamento Administrativo de la Presidencia (Dapre)**, Angie Rodríguez, y la exministra de Justicia, Ángela María Buitrago.
El episodio se enmarca en un panorama de conflictos que han marcado al gabinete actual. La controversia explotó tras las acusaciones de Buitrago, quien denunció presiones para influir en **nombramientos clave** y suspender contrataciones en el Ministerio de Justicia. Según la exministra, estas intervenciones atentaban contra la autonomía técnica de su cartera y reproducían dinámicas ajenas al respeto institucional. La renuncia irrevocable de Buitrago, firmada el 12 de abril y aceptada el 16 de mayo, refleja una decisión ética: “Mi salida obedece a razones éticas y de coherencia con los principios de independencia judicial”, afirmó, denunciando la intención de convertir el Ministerio en “un apéndice de la política”.
El desencadenante principal fue el intento, atribuido a Rodríguez, de imponer en la Dirección de Drogas a Marcela Tovar, cuya idoneidad para el cargo fue cuestionada por Buitrago. La directora habría justificado la designación como una orden directa del presidente Petro, una versión que la exministra desmintió rotundamente, asegurando que el mandatario nunca le pidió realizar tales cambios. En los chats filtrados, Rodríguez alega: “Yo no hago presiones inde…”, intentando desligarse de las acusaciones.
Mientras tanto, tanto Rodríguez como el ministro del Interior, Armando Benedetti, rechazaron categóricamente los señalamientos sobre presiones indebidas. Sin embargo, la filtración volvió a poner en primer plano las luchas internas que erosionan la confianza en un gobierno que prometió transformación y coherencia.
La ciudadanía, expectante, observa cómo las disputas internas entre funcionarios dejan en evidencia no solo un vacío en la coordinación administrativa, sino también una fractura en la institucionalidad que puede reflejarse en la efectividad de políticas fundamentales. ¿Podrá el gobierno cerrar sus filas y recuperar la credibilidad que pareciera dilatarse entre tantos conflictos? Por ahora, la incertidumbre persiste, mientras la gota que colmó el vaso se ve simultáneamente como un síntoma y una consecuencia de tensiones que no cesan.