Virus mpox (viruela del mono) sigue siendo emergencia internacional

¿PANDEMIA EN PERSISTENCIA? MPOX MANTIENE SU SOMBRA GLOBAL
Una amenaza que se niega a desaparecer. Este martes 10 de junio de 2025, la Organización Mundial de la Salud confirmó lo que muchos temían: la viruela del mono, o mpox, sigue siendo una Emergencia de Salud Pública de Interés Internacional. La razón principal no está en los países occidentales, sino en un epicentro que arroja sombras prolongadas: la República Democrática del Congo y otras naciones africanas.

Desde principios de 2024, la OMS ha registrado más de 37.000 casos confirmados de mpox en al menos 25 países, con 125 fallecimientos atribuidos a esta enfermedad. La alerta sanitaria internacional que se activó en agosto de 2024 no ha cesado, reflejando un reto que se extiende más allá de cifras y fronteras.

El Comité de Emergencia de la OMS, tras reunirse el 5 de junio de 2025, reconoció avances en la respuesta global, pero no hizo más que confirmar la grave situación en África, especialmente en la RDC. Este país se mantiene como el epicentro donde el virus parece resistir y proliferar con una fuerza preocupante.

Lo que distingue a esta crisis actual es la prevalencia de las variantes del clado I –en particular Ia e Ib– predominantes en África Occidental y la RDC, y que presentan una mayor gravedad clínica. Esto contrasta con el brote global de 2022-2023, vinculado al clado IIb y focalizado mayormente en hombres adultos. Ahora, la enfermedad reclama un nuevo rostro y dimensión: afecta a niños y niñas con creciente frecuencia, señal clara de un cambio epidemiológico que obliga a replantear estrategias.

Los retos para contener la viruela símica no son menores. La vigilancia epidemiológica enfrenta obstáculos importantes, tanto en la detección como en el diagnóstico rápido y certero. Lograr un control efectivo demanda recursos, coordinación internacional y, sobre todo, una mirada que no olvide a las personas — las afectadas y las comunidades en riesgo.

Mientras el mundo observa desde sus periferias, las poblaciones africanas sienten el peso del virus en carne propia. La pregunta persiste: ¿podrá la comunidad global salvar a quienes están en la trinchera, evitando que este apagón sanitario se expanda sin control? La viruela del mono permanece activa, y con ella, la urgencia de respuestas en un escenario donde la salud y la equidad aún no encuentran su equilibrio.

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