📸 Imagen cortesía: Perfil de Instagram María Carolina Hoyos
¿Verdad y silencio: la historia de Diana Turbay?
El secuestro que pretendía silenciar una voz en Colombia terminó dejando una huella imborrable.
El 30 de agosto de 1990, en un país marcado por la violencia y la presión del narcotráfico, Diana Consuelo Turbay Quintero, reconocida periodista y abogada bogotana, fue engañada para acudir a una entrevista con un supuesto líder guerrillero. Esa cita se convirtió en la antesala de su secuestro por “Los Extraditables”, un grupo vinculado a Pablo Escobar, cuya intención era ejercer presión sobre el Estado para evitar la extradición de sus miembros. Después de casi cinco meses de cautiverio, el 25 de enero de 1991, durante un operativo para rescatar a los rehenes en la zona rural de Copacabana (Antioquia), Diana recibió un disparo que afectó órganos vitales. Fue trasladada en helicóptero al Hospital General de Medellín, donde murió horas más tarde, víctima de un choque hipovolémico.
Diana no era una periodista cualquiera. Nacida en Bogotá el 9 de marzo de 1950, hija del expresidente Julio César Turbay Ayala, ella eligió un camino menos transitado en su familia política: el rigor y la ética del periodismo, combinados con una sensibilidad humanista. Como directora y presentadora del noticiero Criptón y editora de la revista Hoy por Hoy, su trabajo se distinguió por la búsqueda constante de la verdad, aun cuando esto implicaba riesgos evidentes en un contexto tan hostil como el colombiano de la época. Madre de María Carolina Hoyos y Miguel Uribe Turbay, su vida se entrelazaba también con el desafío de equilibrar lo personal y lo profesional.
Su secuestro y posterior muerte son reflejo de un capítulo oscuro en la historia del país, donde el periodismo enfrentaba no solo el reto de informar sino también de sobrevivir. La táctica de “Los Extraditables” de usar rehenes para manipular decisiones políticas revela la violencia sistémica que intentó silenciar voces incómodas. El operativo de rescate, marcado por la tensión y la urgencia, terminó en tragedia, dejando un vacío en la sociedad y en la profesión.
Las instituciones insistieron en esclarecer los hechos, pero la sombra del narcotráfico y la impunidad dilataron la justicia. Hoy, la memoria de Diana Turbay convoca a reflexionar sobre los costos del periodismo en tierra de violencia y la importancia de proteger a quienes buscan la verdad, frente a estructuras que se alimentan del miedo y el silencio.
¿Podrá alguna vez el periodismo en Colombia liberarse de esas cadenas que costaron vidas? La historia de Diana, cuando la luz parecía apagarse, sigue iluminando a quienes se atreven a contar lo que otros prefieren ocultar. Pero el dolor permanece, como la lluvia.