René Higuita ingresa al Salón de la Fama del Fútbol Internacional junto a leyendas como Dunga e Iker Casillas

📸 Imagen cortesía EFE – David Martínez Pelcastre
¿El escorpión vuela hacia la eternidad?

Este martes 11 de noviembre de 2025, en un recinto cercano a Pachuca, México, el icónico arquero colombiano René Higuita fue inmortalizado en el Salón de la Fama del Fútbol Internacional.

La noche luminosa del Auditorio Gota de Plata fue testigo de la decimotercera ceremonia que, desde 2011 y bajo el paraguas de la FIFA, rinde homenaje a quienes han marcado la historia del balompié. Allí, Higuita se unió a otros colosos del deporte como Dunga, Casillas y Diego Forlán, no solo hombres, sino también pioneras del fútbol femenino como Abby Wambach y Guadalupe Tovar. En total, fueron 18 figuras, cada una con un legado tan contundente como el arte de la emblemática “escorpión” del colombiano.

Vestido de nostalgia y emoción, Higuita confesó la paradoja que siente: más cómodo en el césped bajo el rugido de cien mil almas que en un escenario que impone silencio. “Este reconocimiento es uno de los más grandes de mi vida”, admitió, consciente de que ahora comparte pedestal con leyendas intocables: Beckham, Beckenbauer, Maradona, Zico, Cruyff, entre otros. No es solo una medalla o un diploma, es la eternidad estampada en la memoria colectiva.

¿Por qué importa esta ceremonia? Porque reconoce que el fútbol no es solo goles y victorias, sino pasión, riesgo y poesía. Higuita, con su atrevimiento ilimitado, representa ese espíritu que desafió las convenciones y grabó su nombre en la canasta de los mitos. Años después, su “escorpión” no es solo una jugada: es un símbolo de audacia e identidad.

En un mundo donde los héroes a menudo se diluyen en la fugacidad del espectáculo, esta investidura invita a pensar en la permanencia, en cómo un solo gesto puede transformar un deporte entero. Y mientras el eco de aquel gol imposible resuena, la pregunta queda en el aire: ¿qué otras leyendas quedarán por escribir?

Así, en esta noche mexicana, el fútbol volvió a rendir honor a uno de sus hijos más queridos, recordando que, más allá de los récords, el verdadero triunfo es dejar huella en la memoria y el corazón.

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