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Antioquia invierte más de $103 mil millones en seguridad: ¿un respiro para la convivencia?
Un pulso por la seguridad en Antioquia late con fuerza este año. El 13 de agosto de 2025, en Medellín, la Gobernación anunció ante la Asamblea Departamental una inversión que supera los $103.000 millones para fortalecer la seguridad en los 125 municipios del territorio. Esta movilización de recursos proviene de la Tasa Especial de Seguridad y Convivencia Ciudadana, un mecanismo que recoge fondos directamente para crear un impacto palpable en la vida cotidiana de los antioqueños.
El brigadier general retirado Luis Eduardo Martínez Guzmán, secretario de Seguridad, Justicia y Paz, expuso los detalles del balance: la adquisición de 49 camionetas, 24 motocicletas y un camión —equipos que ya refuerzan la movilidad y presencia de la Fuerza Pública— y la próxima llegada de 103 motos adicionales para la Policía Nacional. La dotación no se queda allí. En las próximas semanas se distribuirán 500 morrales de campaña, botas, hamacas y chalecos blindados, equipando especialmente a los Escuadrones Militares y Policiales Antioquia Segura (EMPÁS). De esta forma, se pretende armar no solo a quienes custodian la seguridad, sino prepararlos para un trabajo de alto riesgo en las calles.
Pero la apuesta de la Gobernación va más lejos. En un intento por sanar el tejido social, se han intervenido 271 escenarios deportivos en 114 municipios. Estos espacios, muchas veces olvidados, renacen como pulmones de convivencia, lugares donde el deporte y la cultura puedan hacer contrapeso a la violencia. Paralelamente, se han mejorado 25 estaciones de Policía en ocho subregiones, buscando condiciones dignas para quienes velan por el orden y un acercamiento más humano hacia la comunidad.
En un mundo cada vez más digital, la innovación tecnológica también es protagonista. La operación del número único de emergencias 123 se ha fortalecido, conectando además 800 cámaras de seguridad privadas en 44 municipios al Nodo Departamental, una red que permitirá la vigilancia constante y eficiente. Proyectos de fibra óptica, reconocimiento facial y análisis de fuentes abiertas están en marcha, con la promesa de una capacidad mejorada para responder rápido en los territorios golpeados por la inseguridad.
Esta inversión no es solo un ejercicio presupuestal, es una apuesta política y social que busca reconstruir la confianza puesta a prueba en muchos rincones del departamento. Sin embargo, el camino es largo y las preguntas persisten: ¿Logrará Antioquia transformar estos recursos en una seguridad tangible para su gente? ¿Podrán las tecnologías y la infraestructura superar los retos que acarrea el contexto local? Mientras tanto, las calles, los parques y las casas esperan que la convivencia deje de ser una aspiración y se convierta en una realidad palpable.


