📸 Cortesía: red social X: @AABenedetti
¿CAMBIO DE TONO EN LA POLÍTICA TRAS EL DISPARO?
Un antes y un después.
El 10 de junio de 2025, en la imponente Casa de Nariño en Bogotá, el ministro del Interior, Armando Benedetti, anunció un compromiso del presidente Gustavo Petro: moderar el tono de sus discursos en público, en respuesta al reciente atentado contra el senador Miguel Uribe Turbay.
El sábado 7 de junio, en el barrio Modelia de la capital colombiana, un joven de apenas catorce años disparó varias veces por la espalda contra Uribe Turbay, miembro de la bancada del Centro Democrático y precandidato presidencial. Este acto de violencia le ha dejado luchando por su vida, y ha provocado una sacudida profunda en la precaria calma política del país.
Benedetti explicó que, aunque el presidente nunca ha faltado al respeto en sus intervenciones, hay un deseo claro de suavizar el lenguaje. Bajar el tono, según sus palabras, significa reducir la cantidad y la dureza de los adjetivos empleados, un gesto que busca desinflamar las pasiones y disminuir la polarización que tantas veces atraviesa el discurso público colombiano.
Este cambio no es menor. Llega en medio de una coyuntura marcada por la violencia política y la incertidumbre, y podría ser una invitación a un debate más sereno, menos hiriente. Pero, ¿será suficiente para sanar el vacío dejado por un disparo que ha estremecido al país? ¿Logrará este gesto de moderación frenar la escalada de tensiones detrás de la escena?
Mientras el atacante enfrenta cargos por tentativa de homicidio y porte ilegal de armas, la ciudadanía observa con atención si para la política colombiana existe realmente un punto de inflexión. Las palabras, aunque simbólicas, pesan y reflejan las ansiedades de un país que busca respuestas más allá de la violencia.
