📸 Imagen cortesía D.R.A
¿Final esquiva para Colombia?
Un suspiro contenido en Santiago de Chile.
Este miércoles 15 de octubre de 2025, en el Estadio Nacional de Santiago de Chile, Colombia se despidió del Mundial Sub-20 tras caer 1-0 frente a Argentina en una semifinal que destiló intensidad y oficio albiceleste, teñida por una desatención defensiva que terminó por costar caro.
El pulso arrancó a las 6:00 p.m., con la selección colombiana bajo el mando de Héctor Cárdenas entregando ímpetu y presión alta. Fueron los cafeteros quienes generaron las primeras opciones claras, apoyados en la velocidad y desequilibrio de Óscar Perea por la banda. Joel Canchimbo, con un cabezazo peligroso, exigió a Santino Barbi, el arquero argentino que, con reflejos felinos, sostuvo a su equipo en los momentos decisivos. Pero la fragilidad humana acechaba: antes del descanso, Canchimbo debió abandonar por lesión, golpeando el esquema y la confianza de Colombia.
La segunda mitad enseñó otro rostro. Diego Placente, estratega argentino, ajustó con un doble nueve que dio más profundidad y determinación a su equipo. Colombia mantuvo la actitud pero la estructura comenzó a resquebrajarse. Al minuto 73, la fatídica desatención en defensa permitió que Mateo Silvetti, sin prisa pero sin pausa, anotara tras tres intentos en el área luego de una asistencia precisa de Gianluca Prestianni. Ambos, inesperados protagonistas en este torneo, plantearon la diferencia definitiva.
La balanza se inclinó aún más con la expulsión de Jhon Rentería a los 78 minutos, fruto de una doble amarilla que cercenó cualquier opción colombiana. Argentina supo administrar el tiempo y confirmó su pasaje a la final, donde aguardará a Marruecos. Colombia, exhausta, intentó arremeter con desesperanza, más con anhelo que con futbol.
Las ausencias por sanción de los goleadores Maher Carrizo y Néiser Villarreal también pesaron en los esquemas; sin embargo, fue la combinación de una defensa que no evitó la grieta y la intervención oportuna de los argentinos lo que definió un desenlace que duele.
Así, la semifinal mostró que en el deporte y la vida, a veces el margen entre la gloria y el desconsuelo es el mismo que separa una marca de un descuido, un reflejo de un instante en la eternidad del juego. ¿Podrá Colombia refundarse y volver a la lucha más fuerte? Mientras tanto, el silencio del Estadio Nacional aún guarda las preguntas que el fútbol, una vez más, se niega a responder con certeza.