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¿Un banquete para el alma, o solo un espejismo de ayuda?
Este sábado 18 de octubre, Parques del Río en Medellín abre sus puertas al que debería ser un festín solidario: la segunda edición de la Donatón Cero Hambre. Desde las 10 de la mañana y hasta que el sol se apague, la alianza de entidades, empresas y ciudadanía se da cita para enfrentar un enemigo silencioso: la inseguridad alimentaria que pulsa sin tregua en miles de hogares de la ciudad.
Son más de 90.000 familias las que claman por un plato digno, una realidad que la Donatón pretende mitigar con la recolección de alimentos y donaciones. La memoria aún pesa, pues el año anterior se lograron enlazar 58 toneladas de víveres y medio billón de pesos que se encargaron de alimentar esperanzas. Este año, el desafío es mayor, y el objetivo más claro: tender redes que recobren la dignidad del hambre.
La jornada no es solo la suma de kilos o billetes; es un clamor de arte, música y cocina que nutre tanto el cuerpo como el espíritu. Puntos habilitados en Parques del Río reciben no solo alimentos no perecederos, sino también la confianza de quienes aportan dinero a través de la web oficial. Las manos diligentes de ABACO y la Fundación Banco Arquidiocesano de Alimentos preparan kits con la precisión de quien salva vidas, para que cada donación se traduzca en nutrición equilibrada.
“Es un llamado a la solidaridad, la empatía y la corresponsabilidad”, afirma Luz María Ramírez Correa, secretaria de Inclusión Social y Familia. Palabras que no buscan solo la acción, sino el despertar de conciencias. Sin embargo, la pregunta late con fuerza: ¿puede una jornada, por más luminosa que sea, mellar el hambre estructural que persiste en las calles? ¿O será esta Donatón otro parche en un tejido social desgarrado?
Mientras el escenario se prepara para recibir voces y sabores, la ciudad observa y espera. Que esta vez, el festín no termine con más preguntas que respuestas, y que la ayuda se convierta en alimento real, no solo para un día, sino para una generación que sueña con saciar el hambre de justicia.