Fotos: Casa Blanca
El intento de asesinato de Donald Trump, actual candidato a la presidencia y expresidente número 45 de Estados Unidos, no es el primero de este tipo que ocurre en el país, en el que, durante toda su historia, han sido asesinados cuatro presidentes.
En abril de 1865 murió Abraham Lincoln, el primer presidente del país en ser asesinado en uno de los eventos más recordados en la historia nacional. En 1881 la víctima fue el vigésimo presidente, James Garfield, tan solo seis meses después de tomar posesión. 20 años después la historia se repetiría, cuando William McKinley sufrió el mismo trágico destino. Los tres murieron por disparos hechos a quemarropa.
El cuarto y más reciente magnicidio en el país fue en 1973, cuando el presidente número 35, John F. Kennedy, fue asesinado mientras realizaba un paseo en automóvil en Dallas, Texas. Este último hecho podría parecer aislado, habiendo ocurrido hace más de 50 años, así como más de 70 años después del anterior.
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Pero no han sido solo los presidentes. Candidatos a ocupar el cargo más importante del país también han sufrido atentados históricamente, como es el caso de Theodore Roosevelt, en 1912, cuando sufrió un disparo que lo dejó levemente herido. Al igual que Trump este año, Roosevelt también se encontraba en la carrera por la reelección.
Otros mandatarios que se han salvado de morir en atentados en su contra fueron Ronald Reagan, Gerald Ford, Harry Truman y Franklin Roosevelt. Robert F. Kennedy, hermano del expresidente asesinado, tuvo el mismo final cinco años después, cuando aspiraba a la candidatura presidencial por el Partido Demócrata tras ganar en las primarias.
Tras el atentado a Trump, las probabilidades de que alguien que sea o haya sido presidente de Estados Unidos reciba un ataque aumentan a 20 %.