Un reciente estudio realizado por la Universidad de Lund en Suecia ha revelado que algunos tampones pueden contener metales pesados como plomo y arsénico, así como otras sustancias químicas potencialmente tóxicas.
Investigaciones previas ya habían señalado la presencia de productos químicos como PFAS y ftalatos en productos menstruales, pero el nuevo estudio ha encontrado niveles detectables de plomo y arsénico en tampones orgánicos y no orgánicos; aunque los niveles detectados eran bajos, la preocupación persiste debido a los riesgos potenciales para la salud asociados con estos metales pesados.
El estudio que analizó 30 tampones de diversas marcas encontró que el plomo estaba presente en niveles aproximadamente 10 veces mayores que los permitidos en el agua potable, mientras que el arsénico estaba cinco veces por debajo de los límites de agua potable. Aunque la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU. considera que no hay un nivel seguro de exposición al plomo, el estudio no pudo determinar si estos metales podrían filtrarse al cuerpo a través del tejido vaginal, esta incertidumbre ha llevado a los expertos a llamar a una investigación más profunda para evaluar los posibles efectos en la salud.
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Las recomendaciones actuales incluyen evitar el uso prolongado de tampones y mantener una buena higiene al cambiar los productos menstruales, mientras tanto, las organizaciones de salud y las agencias reguladoras están evaluando el estudio y considerando medidas para proteger la salud de los consumidores. Aunque la mera presencia de estos metales no garantiza efectos adversos, estar informado y tomar precauciones puede ser crucial mientras se esperan más investigaciones sobre los impactos potenciales en la salud.
