Transparencia urgente en cultivos de cocaína 2024

📸 Imagen cortesía: Imagen de referencia creada con IA.
¿Cultivos al alza o espejismos? Transparencia urgente en el monitoreo de la cocaína 2024

Este miércoles 29 de octubre, desde su gira en Oriente Medio, el presidente Gustavo Petro dejó una cifra que sacude el debate sobre el narcotráfico en Colombia: 262.000 hectáreas de cultivos de coca en 2024, un aumento del 3 % frente al año pasado. Pero, ¿qué hay detrás de estos números?

El informe oficial del Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos (Simci) de la ONU aún no se ha publicado, y Petro se adelantó para desmontar lo que llamó errores técnicos en la medición: según sus palabras, gran parte de esas hectáreas — 80.000 — están abandonadas desde hace más de tres años y otras 22.000 están en proceso de sustitución por cultivos lícitos. Es decir, el territorio realmente activo podría ser mucho menor. “No podemos repetir el error de 2023,” advirtió, “hay que distinguir entre zonas activas y aquellas que sólo figuran en el mapa como relictos abandonados” .

Este llamado a la precisión ha generado una tensión añadida, no solo dentro de Colombia, sino también con Estados Unidos, que sigue de cerca estos reportes para evaluar la política antidrogas. La reacción refleja no solo un choque diplomático, sino una inquietante falta de consenso sobre la metodología aplicada: ¿cómo se definen los límites entre lo que aún produce y lo que languidece en abandono? ¿Puede la cifra alimentarse más de mapas que de realidad sobre el terreno?

Mientras el Ministerio de Justicia y la Oficina de Política de Drogas trabajan en corregir y clarificar estas cifras, la ciudadanía se enfrenta a un panorama contradictorio. La incertidumbre persiste. A pesar del discurso oficial, el incremento parece minúsculo pero es un recordatorio crudo: el control sobre estos cultivos sigue siendo una sombra esquiva en la lucha contra el narcotráfico.

¿Suficiente rigor técnico o una coartada para disimular el avance? La pregunta queda abierta, como muchas en esta batalla que afecta a comunidades enteras, pone a prueba la transparencia institucional y atenaza la esperanza de una solución definitiva.

¿Podremos, entonces, confiar en las cifras que definen una tragedia que aún no termina? El 2024 no solo traerá datos, traerá la responsabilidad de interpretarlos con honestidad y rigor, sin luces ni sombras que confundan a un país que merece respuestas claras.

Comparte en tus redes sociales

0 0 Votos
Puntua este contenido
guest
0 Comentarios
Más antiguo
Lo más nuevo Más votado
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios