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[TRÁGICA NOCHE EN EL BRONX]
Un hombre desapareció en la oscuridad de la noche del jueves 23 de octubre. Medellín, 7:50 p.m., zona de ‘El Bronx’, un sector ya marcado por la sombra del microtráfico y la marginalidad.
La Policía Metropolitana, en un operativo estricto para frenar la venta de drogas, detectó una motocicleta con relación a un hurto reciente. El vehículo escapó, pero el conductor buscó refugio en un inmueble cercano. El hallazgo: 18.400 gramos de bazuco, cocaína barata, valorada en cerca de 40 millones de pesos, lista para alimentar una cadena de adicciones entre los habitantes en condición de calle.
Pero el pulso no fue sólo policial, sino de resistencia. Un grupo de personas, que comparten ese suelo difícil, reaccionó con piedras y objetos para impedir que la droga fuera incautada, un acto desesperado para preservar la economía que les queda. En medio de esta tensión, según el secretario de Seguridad, Manuel Villa, comenzaron los disparos. ¿Quién disparó primero? Eso aún es incierto y envuelve la escena en penumbras.
La consecuencia fue inevitable. Minutos después, un hombre, de entre 25 y 30 años, con camiseta azul oscura y jeans claros, fue hallado inconsciente con una herida de bala sobre la ceja izquierda. Fue llevado a la Policlínica, pero llegó sin vida. Su identidad sigue siendo un misterio más que inquieta.
Esta muerte, en lo que debería ser la urbe que protege a todos, deja preguntas al aire: ¿qué voz tiene un hombre sin hogar cuando la violencia lo arrastra y la policía disuelve en balas una protesta de sobrevivencia? ¿Cómo resolver un conflicto social que estalla entre el deber de la ley y la necesidad de justicia social?
Mientras la ciudad sigue ocupada en sus diálogos institucionales, el vacío en el Bronx crece, y con él, la herida de una muerte que podría ser la de cualquiera que habita esa frontera invisible de la sociedad.
¿Podremos entender, algún día, qué se oculta tras el velo oscuro de esa noche?
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Este relato busca equilibrar los hechos con la profundidad humana, cuestionando sin acusar, discurriendo entre las voces oficiales y las vulnerabilidades de los que quedan al margen.


