¿Quién era “Martín sombra” el carcelero de las farc?

¿El fin de una sombra implacable?

En la mañana del lunes 19 de mayo de 2025, en el Hospital El Tunal, al sur de Bogotá, se apagó la vida de Elí Mejía Mendoza, conocido por muchos como “Martín Sombra”. A sus 87 años, la salud de este hombre, bajo custodia del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (INPEC), no resistió las complicaciones derivadas de sus enfermedades previas, entre ellas la diabetes, informaron las autoridades sanitarias capitalinas.

¿Quién fue realmente “Martín Sombra”? Su nombre estaba teñido por el miedo. Uno de los rostros más temidos y emblemáticos de las desaparecidas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, las FARC. Recibió el apodo de “el carcelero de las Farc”, un título que narraba la crueldad de su papel en la custodia y vigilancia de secuestrados en medio del conflicto armado. Fue la sombra tras el cautiverio de figuras emblemáticas como la excandidata presidencial Ingrid Betancourt, la exsenadora Clara Rojas y el exgobernador Alan Jara. Desde 1998, comandó el frente Mario Hernández, responsable de secuestros de alto perfil dentro de la guerrilla.

Su historia no se limita a la prisión de rehenes. Mejía Mendoza fue comandante del Bloque Oriental y fundador de al menos diez frentes guerrilleros. Su nombre se asocia a acciones como la toma de Mitú y el asalto a la base militar de Girasoles, episodios que dejaron cicatrices profundas en la memoria colectiva. Según sentencias judiciales y su propia confesión ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), estuvo detrás de numerosos crímenes: el reclutamiento y adiestramiento de menores para la guerra, y la organización de decenas de asesinatos y secuestros. En sus relatos ante la JEP, describió sin misterio cómo los niños eran formados en tácticas letales, convirtiéndose en piezas trágicas dentro de un conflicto despiadado.

La muerte de Martín Sombra cierra un capítulo oscuro de la historia colombiana, pero las heridas que dejó siguen abiertas. ¿Cómo reconciliar la memoria de tantas víctimas con el semblante de un hombre que fue sombra y prisión? Mientras su cuerpo descansa en un hospital, la sociedad se enfrenta a las preguntas que nunca tuvieron respuesta clara: ¿podrá la justicia esclarecer tanto acto de violencia? ¿O quedarán estas historias encapsuladas en un silencio que prolonga el dolor? La sombra de Mejía Mendoza persiste, aunque él mismo se haya ido.

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